Sant Feliu de Codines 24-64 U.E. Sant Andreu
Después de un fin de semana de reposo sin partido, esta semana que encarábamos era extraña por una razón: Edgar no podría venir con nosotros - teóricamente- porque tenía partido con el senior. El hecho es que encaramos la semana de forma que yo cogiera más responsabilidad de cara a este estimado partido. Siendo una semana atípica, creo que tenemos la sensación que el equipo se ha relajado en exceso a los entrenamientos desde hace un par o tres de semanas.
Pero al margen de este breve inciso, mi espalda empezaría a darme el protocolo de bienvenida a una semana que sería despampanante. Miércoles, sin mucho ánimo, fui al entrenamiento con la misma sensación: algo no iba bien. El partido era domingo y a primerísima hora, bien lejos de Sant Andreu. Nada nos pararía para jugar el partido - dijo el chico que os escribe alrededor de las 19.40 este el pasado miércoles.
La semana avanzaba y yo retrocedía. Cada vez la gripe me forzaba más. Jueves, viernes.
Sábado mi cuerpo no respondía y miraba el cielo por la tarde: pero el Barça había perdido 0 a 1.
Mañana, sufriremos!
Y así fue. La noche más mala. Mareos, despertarse... Miro la hora. 7.30. Llamo a Edgar. Chico, no puedo ir. Él, repentinamente, no se pone tanto nervioso como yo imaginaba. Mi padre traería las fichas a los padres y él corriendo hacia el partido, abandonando su partido para venir con sus niños y niñas.
En cuanto a mí, poco más a decir. Me dormí preocupado y enfermo.
Pero la cosa seguía... Poco después, a las nueve y media de la mañana, sólo eran seis los que estaban disponibles para jugar: es decir, teníamos el partido perdido. La causa? Una madre y tres menores de edad se pierden antes de llegar a Sant Feliu de Codines. Hoy, sufriremos!
Contrarreloj y como todas las novelas - esto ha perdido el cariz de crónica- al final los tres niños perdidos y la madre preocupada salvan el equipo del náufrago apoteósico. El partido - ahora sí empieza a las 10 y el equipo, mareado por el barco inestable, empieza aturdido. Evidentemente, el partido fue el más malo de lo que traemos de año, lo que - ahora sí seriamente- tendremos que analizar.
Pau, trayendo el timón, nos trajo hacia una victoria con un equipo - como ya sabemos- inferior en todos los sentidos. La mala defensa en general del equipo nos ha hecho perder probablemente el estilo que estábamos integrando a nuestros jugadores. Tendremos que trabajar sobre todo la seriosidad, la concentración y la actitud por cuando realmente nos haga falta.
Si hace dos semanas sufrimos una Odisea, aquí Ulises ha sufrido todavía más...
Buena semana a todo el mundo, me toca recuperarme de esta gripe!
Autor: Ricard Iglesias